Asociaciones médicas y civiles exigen medidas para alcanzar una prevalencia del 5% de fumadores en 2030

Asociaciones médicas y civiles han exigido al Gobierno que tome medidas para alcanzar una prevalencia inferior al 5 cinco de fumadores en el año 2030. «Ha llegado el momento de conseguir que el consumo de tabaco sea residual y con una tendencia marcada a desaparecer en la sociedad española», resaltan en la declaración ‘Endgame del tabaco en España 2030’.

En su texto, denuncian que durante la última década los distintos gobiernos «han demostrado no tener una estrategia clara para reducir un tabaquismo», que en España alcanza un 34 por ciento de la población entre 14 y 65 años. Esta declaración, impulsada por Nofumadores.org y apoyada por 20 asociaciones sanitarias y de consumidores, insta al Gobierno de España a poner los cimientos de la primera generación sin tabaco para el año 2025 y llegar al final de la epidemia tabáquica en el año 2030 con una prevalencia de fumadores inferior al 5 por ciento.

La declaración establece una hoja de ruta con medidas a corto, medio y largo plazo con medidas que ya funcionan en otros países para «proteger al conjunto de la población y evitar que los menores jamás se inicien en la adicción a la nicotina».

«El ‘Endgame’ para el tabaco es un objetivo ambicioso, pero realizable. Para ello es necesario implementar una política de precios agresiva y un control sobre la venta que hoy no se produce, pues todos los menores tienen un acceso al tabaco tan sencillo como hace 30 años. Para luchar contra esto la declaración propone restringir lo más posible la adquisición de tabaco o nuevas formas de consumo a todas aquellas personas nacidas en 2007 y en adelante a partir del momento en que adquieran la mayoría de edad en 2025, con la finalidad de impedir el reemplazo de adictos que mueren por tabaco», argumentan.

Así, contemplan una «fuerte disminución» de los puntos de venta de tabaco. De esta forma, máquinas expendedoras, en estaciones de Servicio, hostelería y tiendas de conveniencia quedarían fuera. Solo podría venderse en los estancos y, además, exigiendo el DNI a todo aquel que aparente tener menos de 25 años. El nuevo tabaco, cigarrillos electrónicos y tabaco calentado, sufriría las mismas restricciones.

Por otra parte, indican que el precio del tabaco juega un «papel fundamental» para que un amplio porcentaje de fumadores decidan dejarlo, y también para que los menores no accedan a su consumo. «Se hace imprescindible un precio disuasorio, como en Francia, Inglaterra, Australia o Nueva Zelanda. Una subida del 10 por ciento del precio del tabaco es absorbida rápidamente por la industria, una cajetilla a 10 euros no», agregan.